Un análisis bajo la luz de las escrituras:
Ternura y firmeza ya el titulo nos deja ver una difícil armonía para padres con criterios rígidos o con una fácil disposición hacia el cariño blando, esa armonía solo se logra con una firmeza tierna o con una ternura firme, es decir, cuando los padres no se guían por el amor espontáneo sino que optan por un amor inteligente por sus hijos, por cada hijo. No se trata de un equilibrio cuantitativo.
La ternura y la firmeza no son recursos ni recetas. Son los componentes de un amor verdadero, que busca el bien de los hijos y no la comodidad propia.
¡Hijos con personalidad¡ ¡Hijos que conquisten su libertad porque han aprendido ha ser responsables¡ estas metas no son sueños sino metas posibles para padres que efectivamente ejercen de padres y que entienden que la autoridad bien entendida es el mejor servicio que pueden prestar a sus hijos. Ternura y firmeza también se pueden traducir como confianza y respeto, como libertad y obediencia. Saber armonizar estos dos conceptos constituyen el arte de EDUCAR.
Ahora bien; ¿acaso no tenemos un Dios y Padre que nos mira con ternura y firmeza?, su amor es perfecto.
Siempre respetuoso nos da la libertad que requerimos pero, ¿respondemos con responsabilidad a esa libertad?, yo creo que no, ¿y usted?
Sandra Araya (Educadora de Párvulo)
Marcela Araya (Psicopedagoga)
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